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La única convergencia posible es con los pueblos en pugna con el poder. No estamos en presencia de otro movimiento de Izquierda, asistimos a la emergencia de una izquierda en movimiento con un pacto de clase que rompa el orden de la desigualdad.

miércoles, 2 de marzo de 2011

LA NECESIDAD DEL PARTIDO DE LOS QUE LUCHAN, PARA UNA SOCIEDAD QUE SE MOVILIZA.

QUE EL PUEBLO MANDE
La apertura del año 2011 es alentadora para el presente y futuro de los pueblos. El 4 de enero se dio inició a la legalización de Igualdad en la XV, I y II región. El 10, movimientos sociales liderados por el ANDHA Chile a Luchar Democrático hicieron lo suyo en Concepción. El 16 y 17, la Federación de Organizaciones de Parral y el Movimiento Mauchos Presente de Constitución comenzaron las gestiones para hacer lo mismo en la provincia del Maule. El recién pasado sábado 27 del mismo mes en Paseo Ahumada, igualitarias e igualitarios recolectaron las primeras firmas para su inscripción en la Región Metropolitana.
El proceso camina mas rápido de lo esperado y es necesario ir despejando ciertos elementos que surgen en la construcción cotidiana. Aquí importa anotar una idea fundamental: la necesidad actual del partido legal para el avance del proyecto constituyente.
Es inevitable comenzar cualquier relato sobre el sistema político chileno recalcando la crisis de representatividad del esquema de partidos. El desplome de la Concertación, las indefiniciones de la izquierda, el rostro encubierto del progresismo, junto con el avance galopante de la nueva derecha, han generado un marco que reproduce este patrón, con el riesgo de tener otros veinte años de lo mismo, sólo que, con envoltorio nuevo.
No obstante, esta crisis de “la política” en lugar de traducirse en una apatía generalizada como se creyó durante mucho tiempo, la rebeldía más se trasvasó en nuevos espacios, generalmente invisibles para la institucionalidad. Lentamente empezamos a ver y hacer, ahí, aquí, abajo, una política distinta, una manera alternativa de producir relaciones de poder que entran a contrapelo del orden vigente. Esta política otra, son las experiencias de los movimientos sociales. Son las fuerzas vivas de una sociedad en movimiento que despliega, desde los bordes, estrategias y saberes de liberación contra lo que parecía lo único existente.
Hasta este punto estamos todos de acuerdo. Pero surge una pregunta central que tiene que definir cada movimiento, ¿Se propone ser la eterna contra-hegemonía o toma la opción y el desafío de perfilarse como una hegemonía alternativa para los pueblos en Chile?
La respuesta detona las diferencias. Mientras la mayoría concordamos en la producción de trabajo de base autogestionado, solidario y cooperativo, no todos adhieren a su reproducción masiva mediante la conquista del aparato estatal y la llegada de la Vida Buena para todas y todos.
En realidad este es un falso problema. Nunca fue una contradicción para el movimiento social este camino a dos bandas, el asunto fue que en Chile nunca se ha podido formar una alternativa de poder autónomo que le permita avanzar en esa dirección y demostrar la validez de esta estrategia. Esta tensión hoy está mas presente en las suspicacias de la intelectualidad de izquierda, que en el bajo pueblo.
Hace un tiempo en una pasantía de un grupo de movimientos sociales participantes de Igualdad junto al Movimiento de Ocupantes e Inquilinos en Buenos Aires, uno de sus dirigentes ante la discusión de la supuesta tensión entre movimiento y partido nos plantea: “Che, acaso ustedes no saben la diferencia entre Villa y Zapata. Mientras el primero quería llegar a Ciudad de México y repartir todas las tierras, el segundo quería lo mismo, pero a medida que avanzaba a capital, impulsaba expropiaciones de tierras y procesos de formación con los campesinos e indígenas”.
El compañero nos quería decir que no hay negación alguna entre la construcción de un poder popular de base y la conquista de la burocracia estatal. Se nos reafirmó nuestra certeza: ambos caminos son complementarios, la estrategia no se reduce a la conquista del Estado sino se proyecta a la transformación de las relaciones de poder y la construcción mancomunada de una nueva sociedad, una que los pueblos libremente elijan en un proceso constituyente, pero también la experiencia nos enseña que las redes autogestionarias que construimos diariamente desde nuestros movimientos requieren del control de aparato burocrático para su autodefensa y de ahí su reproducción masiva. Ese camino a dos bandas es imprescindible si deseamos regalar al país una sociedad distinta.
He ahí la necesidad de un partido legal para esta sociedad en movimiento. Por primera vez, no seremos instrumentalizados por las estructuras políticas tradicionales. No seremos la punta de lanza de nadie. No habrá mas revoluciones interrumpidas. Al confiar en nuestras fuerzas propias dependeremos sólo de nosotros mismos. Es el momento cuando los que creemos en un Chile diferente decimos basta y levantamos una herramienta para conquistar el gobierno de los que luchan por la Vida Buena. En esta senda, movimientos a lo largo de todo Chile fortalecemos la unidad y dibujamos colectivamente una alternativa revolucionaria.
Que el Pueblo Mande
Redes Programáticas Igualdad

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